Erick Beltrán. El doble no existe/El doble de las mil caras

Detrás de todas nuestras acciones y voluntades siempre hay una sospecha. Alguien no deja de observarnos desde nosotros mismos. El que no descansa mientras dormimos, que se asoma en los lapsus y en los reflejos, que nos enjuicia constantemente, que nos toma como rehenes en estados alterados. ¿Quién es ese otro?

El doble es la crítica más incisiva a la autoproclamada integridad del yo. Provoca pugnas y discusiones en campos que van de lo filosófico a lo social. ¿El doble es una proyección del yo o una entidad con sus propias intenciones? ¿Quién gobierna al sujeto? ¿Es un efecto neuronal o una construcción simbólica? ¿Por qué ese doble nunca desaparece? ¿Es una cuestión mitológica? ¿Dicotomía o multiplicidad?

El proyecto de Erick Beltrán, que se mostrará en dos espacios, Galeria Joan Prats y Joan Prats Warehouse, reúne trabajos e investigaciones realizados entre 2014 y 2016, a modo de ensayo visual o “Bilder Atlas” (atlas icónico), un diálogo emulando el que se establece entre consciente e inconsciente.

El doble no existe/El doble de las mil caras

Un chamán dejando escapar su alma en forma de un perro.

Un paciente observando como lo operan mientras levita en medio del quirófano.

El súcubo que no nos deja respirar durante el sueño.

Una persona velando un espejo al morir alguien en casa.

El homúnculo operando desde un cuarto de control.

Mr. Hyde atacando al Dr. Jekyll. El hombre lobo robando la próxima cosecha al demonio, para darla a los hombres.

El diablo componiendo una sinfonía a Tartini.

Policías destruyendo las matrices de billetes falsos.

Bonnet mirando unas mujeres de 10 cm de estatura peinadas estilo siglo XVI, entrando en su habitación.

Un artista pintando un cuarto secreto donde se pudre el rey.

Una mujer atacada por su propia mano.

El médico del rey tomando los signos vitales de un muñeco, al cual le da tratamiento.

Franco acariciando la mano de Santa Teresa.

Una piedra enterrada a cambio del marinero que nunca regresó.

Zeus metamorfoseándose en Anfitrión y Mercurio en ayudante Socias para seducir a una mortal inalcanzable.

Ese individuo que nos observa por detrás del hombro.

Unos perros jugando al póker y un sátiro tocando la flauta.

Dos serpientes que son un cráneo humano, que es una diosa guerrera, que mata a sus 400 hermanos desde el vientre de su madre.

¿Qué es lo que hace mover nuestros órganos más allá de una decisión consciente?

¿Por qué no podemos controlar nuestros sueños?

¿Por qué existe la sensación de que nuestra consciencia habita dentro de un cuerpo y no es el cuerpo?

¿Por qué al morir algo queda y algo se va?

¿Quién es el que habla durante estados alterados de consciencia?

¿Por qué podemos escuchar una voz dentro de nuestra mente?

¿La duplicación de algo implica la falsificación de un original?

¿Por qué lo único representa un valor de verdad?

¿Cómo se construye la idea de oficialidad?

¿Cómo permean estos órdenes conceptuales a una organización de personas?

¿Cómo es que la concentración de verdad implica fuerza física en el mundo?

¿Qué es lo que define el límite de una unidad?

¿Qué sucede cuando un cuerpo habita otro cuerpo?

¿Qué pasa cuando un cuerpo no se sujeta a la narrativa temporal?

¿Por qué es que el más allá se nos aparece en forma de espectros, demonios e infiernos?

¿Bajo qué circunstancias nos podemos ver a nosotros mismos fuera de nosotros mismos?

¿Cuándo el hombre se percibe a sí mismo como una unidad?

¿Cuándo es que el hombre se convierte en lector del universo?

¿Cómo es que se pueden hacer viajes extra-corporales?

¿Qué relación tienen las hadas, las brujas, los zombies, los vampiros, con el mundo del doble?

¿Se puede hacer callar a los dobles?

El yo del hombre es la unidad bajo la cual todo se ordena y clasifica. Sin embargo dentro de esa psique siempre queda una duda, una fractura que hace asomar otra cosa un poco más allá, es algo que niega su independencia e inefabilidad.

La forma que tiene la unidad para entender al universo en toda multiplicidad es la de la creación de un alter ego que le regrese la mirada.

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